2013/10/01

Paloma Mensajera de verano

Querida familia, amigos, vecinos y muy especialmente tú:
Otro Agosto que nos hemos perdido... ¡y los que nos quedan!... pero además este Agosto ha sido un tanto especial. Los acontecimientos de este curso pasado así ocurrieron, circunstancias que acontecieron irremediablemente y así estamos ahora, unos aquí, otros allí... Gracias a Dios estamos todos bien y eso es lo importante. Asimismo, y aunque el disfrute de nuestra mutua compañía como hubiéramos deseado no ha sido posible, gracias a ti sí que hemos podido gozar de nuestro querido pueblo.
No te imaginas el regocijo que sentimos al volver a ver esas alegres estampas de la Romería: todos tan guapos, mayores y muy mayores, pequeños y muy pequeños, tan alegres, tan veraniegos, tan soleados, tan coloridos, las damas del lugar con sus sombrillas multicolor, los jóvenes de la ciudad orgullosos con sus camisetas, los caballerosos muchachos portando los pendones y San Roque en su trono... ese precioso trono que es una explosión de luz, color, flores, tradición, dedicación, mimo y agradecimiento, mucho agradecimiento y especialmente a F. por su entrega ¡M. y R. no cabían en si de orgullo y gozo al contemplarle!.
Claro que para gozo el que hemos podido sentir al compartir de alguna manera esos paseos a primera hora o a media tarde por los alrededores. La conjunción de soles marchando en libertad, sin ataduras, sin reglas... yendo y volviendo a ir, subiendo y volviendo a subir, atravesando y volviendo a atravesar fuentes, tesos y valles no tiene parangón. Y es que ese Sol de Verano que entra en casa sin permiso para despertarte al amanecer, ese Sol que te acompaña en los quehaceres domésticos de la mañana, ese Sol que desde el Pico de las Cornieras hasta la Fuente del Pozo te guía suavemente indicándote el camino, ese Sol que te invita a cobijarte de él al mediodía y a dormir la siesta tras la amable conversación del postre, ese Sol que te ayuda las prolongadas tardes de verano en tus labores de poda, riego e incluso fertilización de castaños y demás árboles del lugar, ese Sol que apetece verle cual espectáculo cuando ya llega la mágica hora de su retiro, ese Sol es nuestro Sol.
Hablando de soles ¿y la familia? Porque ¿acaso Riofrío no es sinónimo de familia, de los nuestros, de nuestros ancestros y de nuestros descendientes? Tú sabes los buenos y divertidos ratos que pasábamos junto a S. y este verano no ha sido diferente porque con todos ellos hemos disfrutado de muy buenos momentos sabiendo de vuestras comidas y cenas (¿cuántos kilos dices que te has engordado?), de vuestras sobremesas, de vuestros paseos, de vuestras charlas, de vuestras excursiones... vamos, de vuestro convivir día tras día. ¿Y que nos cuentas de las visitas familiares? De las programadas y de las inesperadas. Sí, ya sabemos que en algún pequeño rinconcito escondido -allí entre el corazón y el alma- nos habéis echado en falta pero reconoceremos que es una auténtica gozada ver surgir a nuevos miembros familiares, esposos y novias fundiéndose en las costumbres del lugar, grandes y chicos sin importar la edad, príncipe y princesas haciendo las delicias de los demás y compitiendo en finura con las florecillas de la pradera... de mi pradera, mi hermosa pradera que tantos y tan bellos pensamientos albergó y le dedico... A lo que íbamos ¿no son todos ellos adorables? No olvidemos eso de que hay que ponerse en lo peor, esperar lo mejor y aceptar lo que venga así que, como tú dirías. "Esto es lo que hay"... y a lo que nosotros añadimos: "Demos gracias a Dios por ellos y a seguir disfrutando todos juntos".
No nos queremos despedir sin decirte que junto a todos estos exquisitos bocados estivales, sabemos de tus malos ratos, de tus preocupaciones por los seres cercanos, de tus decisiones imposibles, de tus retos heroicos... pero todos ellos nos llenan de honra y dignidad al ver cómo nuestro pequeñín sigue luchando  sin perder su excelente humor, su salud de hierro y su sonrisa pícara de antaño.
Bueno, hijo, recibe el más afectuoso abrazo de tus padres que te quieren,
Leonor y Joaquín

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